Resistencia palestina en Líbano. Crónica de hechos trágicos

06.02.2021 12:10

Tres hechos trágicos, ocurridos durante la permanencia de las organizaciones de resistencia palestina en el Libano, dejaron huellas imborrables en la memoria colectiva de los palestinos: las masacres de Karantina, Tal Zatar, Sabra y Chatila.

El ejército sirio entró masivamente al Líbano en junio de 1976. Sin embargo, en la antesala de su ingreso y antes de las tristes jornadas en el “junio negro” ( en árabe, jasiran asuad) , pudo haber impedido algunas atrocidades que allí se cometieron.

Las tropas del presidente sirio Hafed Al Assad no intervinieron  para evitar la embestida criminal que tuvo lugar el 18 de enero  de 1976 en Karantina, localidad situada en la periferia de Beirut. Una práctica criminal perpetrada por las milicias falangistas del Yabat Lubnan (Frente Libanés), acompañadas con acciones militares que dejó un saldo de mil novecientos palestinos muertos, en su mayoría civiles que no integraban las organizaciones armadas.

Tal Zatar es otro hecho aberrante presente en las crónicas palestinas. El asedio a este campo de refugiados a manos de los Tigres de Chamoun y de Kataeb de Gemajel, dos grupos del Yabat Lubnan, fue planificado y ejecutado ante la pasividad y “neutralidad” de las fuerzas sirias, aunque algunos dirigentes palestinos hablan directamente de la “complicidad” de Al Assad.

Finalmente, luego de casi casi dos meses de bloqueo y bombardeos continuos, el 12 de agosto de 1976 cae Tal Zatar. El parte militar da cuenta de dos mil setecientas bajas, sólo el treinta por ciento eran combatientes de las organizaciones de resistencia que se encontraban defendiendo el asentamiento de refugiados. La metralla de las milicias del Frente Libanés tenía como objetivo la población desarmada, una campaña de terror desplegada para expulsar a los refugiados del Líbano.

Varias fuentes palestinas, informan que antes de la ofensiva final de las milicias del Yabat Lubnan al campamento de refugiados de Tal Zatar, advirtieron la presencia de oficiales sirios ubicados en puestos de observación pertenecientes a los milicianos de la Falange (Kataeb), mientras los combatientes palestinos de la estructura político-militar pro-siria Saika abandonaban el sitio, renunciando a la defensa del campamento y dejando en soledad a sus compañeros de armas del F.P.L.P. (Frente Popular  para Liberación de Palestina), F.L.A. (Frente de Liberación Árabe,  afiliado al Bath iraquí), F.P.L.P. Comando General ( cuyo jefe era Ahmed Gibril)  y los integrantes de Al Fatah, los  defensores y resistentes  en Tal Zatar.

Algunos van mucho más lejos y sostienen que los grupos de guerrillas palestinas Saika y Frente Democrático para la Liberación de Palestina (F.D.L.P.) de Naif Hawatmeh, tenían en sus filas miembros del ejército regular sirio que operaban según instrucciones de Damasco. La incorporación de formaciones militares que no procedían del seno de la sociedad palestina, siempre alimentó dudas sobre las verdaderas intenciones de los referentes de esas organizaciones.

En síntesis, el proyecto politico del régimen sirio en Libano en tiempos de la guerra civil, siempre se orientó en detrimento de una salida democrática que integrara a todos sectores progresistas  de la sociedad, y  al mismo tiempo de acompañamiento a la resistencia palestina. Los primeros  meses del año 1976 ponian  en evidencia los nefastos planes del régimen sirio.

En  de septiembre de 1982, se producen los ataques criminales de los falangistas libaneses contra dos campamentos de refugiados de Beirut, ubicados en Sabra y Chatila. Otra vez el ejército sirio se “distrajo”, y luego de dos días de ofensiva se contabilizaron más de mil ochocientos palestinos asesinados, la mayoría de ellos indefensos. Eran mujeres, niños y ancianos que permanecieron en Líbano, mientras sus familiares que formaban  parte en las distintas estructuras de la resistencia habían abandonado el territorio rumbo a Túnez, cumpliendo un acuerdo sellado después de  los enfrentamientos con las fuerzas ocupantes israelíes.

En esos tiempos,  los registros violentos diagramados por  Israel, operación Paz en Galilea en el sur libanés, tenían  como  propósito erradicar a los palestinos del área. Se trataba del mismo objetivo de aquella intervención  en 1978, cuando se instrumentó la formación de un ejército integrado por libaneses, financiado por Tel Aviv y al servicio de la seguridad del Estado sionista.

En 1982 Israel llegó a ocupar la periferia de Beirut durante sesenta días, combatiendo contra los palestinos que reproducían el protagonismo desplegado en 1968 durante la batalla de Karameh. A pesar de la soledad en la lucha de los combatientes y de las acostumbradas “ausencias” de las fuerzas del ejército sirio (las tropas de Al Assad llevaban más de un lustro en suelo libanes), los ocupantes israelíes no pudieron quebrar la resistencia.

En aquellos combates contra la presencia del ejército sionista en Líbano, una vez más los  palestinos demostraban su gran desempeño en el plano militar, jamás reconocido por los propios  “amigos” del escenario árabe, ni por el enemigo israelí.

Siria abandona el Líbano en el año 2005, casi treinta años después del jazirán asuad ( junio negro). Fueron tres décadas de presencia en el país de los cedros, sin “gloria” pero con muchas “penas” y desgracias,  no solamente para las organizaciones  de resistencia  de los palestinos que permanecieron casi trece años en el país, sino también para aquella revolución inconclusa que cobró fuerza en 1975, y que fuera temporalmente abortada por la intervención del régimen de Hafed Al Assad en junio de 1976.