Por Néstor Suleiman *

No puede concebirse al Mundo Árabe sin considerar la multiplicidad de formatos presentes en las minorías nacionales, étnicas y religiosas. Por otro lado, los movimientos de liberación nacional emergentes en esa cartografía extendida desde el Sahara Occidental al Golfo Árabe, le dan la impronta indispensable de identidad que finalmente fortalece los lazos entre las comunidades.

La cuestión saharaui, en el extremo poniente del Magreb, la ocupación de Palestina y la usurpación de los territorios árabes en Al Ahuaz, forman parte de la obligada hoja de ruta en los procesos de integración en esa Patria Árabe.

Las permanentes aspiraciones del sionismo ligadas a las anexiones de los territorios palestinos, están en simetría con la violenta ocupación en manos del colonialismo persa de las tierras árabes en la región de Al Ahuaz, y los sueños chauvinistas de la dinastía alauita, cuyo rey Mohamed VI pretende cerrar el diseño familiar del "Gran Marruecos", extensión territorial que cubre Mauritania, Sahara Occidental y parte de Argelia.

El nacimiento del movimiento de liberación saharaui se ha proyectado como una expresión genuina de fuerza transformadora en sociedades, donde la impronta claudicante y retardataria de algunos dirigentes árabes, ha significado una barrera en el camino revolucionario. Desde la década del ´70, el pueblo saharaui viene sosteniendo una lucha en el plano político y militar, a través de su legítimo representante el Frente Popular para la Liberación de Sahiat Al Hambra y Río de Oro (Frente Polisario), expresión de vanguardia en el tránsito emancipador en distintas regiones africanas.

Hoy más de 80 países reconocen la RASD, República Árabe Saharaui Democrática. Organismos internacionales, entre ellos la ONU, aceptan los anhelos saharauis de autodeterminación y en esa dirección se ha acordado la celebración de un referéndum, para que los verdaderos dueños del espacio territorial, decidan sobre el futuro del suelo ocupado por Marruecos.

El Sahara Occidental es la última colonia en territorio africano, con un formato de sometimiento de la población cautiva que es una verdadera réplica al existente en Palestina instrumentado por "Israel". Además, las políticas marroquíes de aculturación guardan características similares con las materializadas en la región del golfo Árabe por la dirigencia teocrática persa.

Concebir una verdadera unión del Mundo Árabe, que ayude a fortalecer los lazos desde el Magreb hasta el Creciente Fértil (Medio Oriente), sólo será posible rechazando los intentos neocoloniales de algunos actores, superando las burocracias, el nepotismo y fundamentalmente resistiendo las embestidas foráneas regionales y las provenientes de las metrópolis imperiales.

Palestina, Al Ahuaz y el Sahara Occidental, se encuentran con características muy parecidas en las orientaciones del colonizador. Cualquier iniciativa independentista o situación de crisis bélica en el norte de África con seguridad repercute en el Golfo Árabe; asimismo los acontecimientos en el "Levante" tienen eco en el Magreb. Es imposible analizar cada hecho o cuestión emergente en un sitio desconectado de las repercusiones en el resto de la extensión geográfica. El concepto de Panarabismo, esboza la importancia de abordar las distintas problemáticas como integrantes de un conjunto de realidades, en muchos casos con simetrías e iguales características.

* Secretario de RRII del Partido Justicialista - Rosario, Santa Fe